También me pregunto cómo ha afectado en mí la carencia de una figura paterna. Por suerte, solo pienso en eso cuando me extraño al ver escenas familiares y el rol que suele tener el padre. Por más cotidiano que sea, no tengo apenas conexiones con ello. Doy gracias a mi madre por haber luchado por hacerme crecer lo mejor posible, aunque nunca me haya llegado a comprender. Mi situación actual me recuerda a la Alegoría de Nietzsche, donde mi dualidad interior está representada por el lado apolíneo y el dionisiaco, o como aquella metáfora de Aristóteles sobre los caballos blanco y negro. Al final todo es una dualidad: mal o bien, blanco o negro, 1 o 0... No son pocas las veces que me he autoengañado, pero esta vez es la buena, la que cuenta, el todo o nada, finalmente en la palma de mi mano. Las puertas de mi vida cierran cada vez más rápido, dejando un laberinto de memorias atrás, las cuales no desaparecerán por el momento. Rara vez alguna puerta volverá a dejar pasar la luz a través de ella. A su vez, más puertas se abren, no a la misma velocidad que las anteriores se cierran, pero es normal: suele ser más fácil destruir que crear.
Por otro lado vuelven a surgir mis ''ganas de sentirse querido'', lo cual es puro egoísmo. De eso mismo hablaba un par de párrafos antes: ¿qué esperar de la gente a la que tú mismo has tratado como herramientas? Si algo agradezco y maldigo a la vez, es la capacidad de ver esas cosas. ¿Qué clase de persona sería si después de eso fuera arrastrándome y dando pena? Quiero conocer a esa chica especial en la que siempre he pensado; es lo único que tengo claro en el ámbito amoroso, el cual no es que haya ido muy bien. Toca seguir esperando... En un principio quería hablar sobre otras mierdas, pero la caída al pozo del olvido de estas es difícil de frenar. Ojalá pudiéramos desechar los recuerdos dolorosos tan fácilmente. ¡NO! ¡Claro que no! La vida no tendría gracia. ¿Realmente en algún momento llegué a pensar que todo era así fácil? Me resulta raro pensarlo a día de hoy, cuando ya nada tiene sentido realmente, cuando lo que llamo vida es simplemente dejarse llevar por un sistema determinista, donde desde mi experiencia, la libertad no existe. Solo somos simples espectadores de una cadena de sucesos que estaban escritos antes de que la materia en sí existiera. ¡Pero que no cunda el pánico! Hace tiempo que superé esa crisis. Realmente me importa una mierda ya. Es como una pequeña herida con un escozor incómodo: está ahí, pero no impide disfrutar cada experiencia. Aunque todo se podría ir al traste si se descubriera consecuencias cuánticas en la escala macroscópica, lo cual rompería por completo el sistema determinista, al ser este un sistema caótico, según entendemos las leyes de la naturaleza a día de hoy. Mucha gente defiende fielmente que la realidad es caótica, y lo es, aunque no del todo. Simplemente es un sistema en el cual hay demasiadas variables, pero es finito (creo que había una peli sobre eso).
Supongo que esto es lo que me gusta de escribir de vez en cuando: llegar con unas ideas, no saber plasmarlas (posiblemente debido a mi pobre vocabulario) y acabar escupiendo mil cosas. Acabo pintando libremente un lienzo en blanco donde la pintura es mi mente, y el cuadro estos ceros y unos. Realmente sienta bien, sobre todo cuando cagas algo de esta magnitud. No sé si algo de lo que he escrito tendrá sentido para alguien, incluso dudo de hasta que punto lo tiene para mí. Pero siempre me ha gustado sumergirme en mis memorias y realizar un autoanálisis de mí mismo. Ver cómo con el tiempo voy esculpiéndome. Ahora que lo pienso, es incluso útil para predecir la trayectoria que llevo. Estas entradas solo serán momentos que al ser unidos podrán trazar la trayectoria del cuerpo.